12 octubre 2016

Domingo 16 octubre: Moniciones 4


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MONICIÓN DE ENTRADA

Recibid queridos hermanos y hermanas nuestra más fraternal bienvenida a la Eucaristía. Nos reunimos una semana más para rezar juntos y adorar con alegría a Dios Nuestro Padre. En este Domingo 29 del Tiempo Ordinario Jesús nos va a pedir que recemos siempre y con insistencia. La parábola del juez malvado y de la pobre viuda nos enseña a que la oración constante siempre alcanza sus objetivos. Y no hemos de rendirnos, aunque, a veces, parezca que Dios no nos escucha. Tengamos claro, desde hoy, que el Señor siempre nos da lo que verdaderamente necesitamos.

 

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS

1.- En el fragmento del capitulo 17 del Libro del Éxodo –que es nuestra primera lectura de hoy—se nos muestra que Moisés no rezaba solo. Le acompañaban Aarón y Jur, quienes sujetaban los brazos del profeta para que pudiera continuar con su plegaria. No estamos solos en la oración. Nos acompañan siempre los hermanos. Y hemos de tener en cuenta que hemos de rezar siempre. Dios espera nuestra oración, aunque no la necesite.

S.- El Salmo 120 está incluido entre los que se llamaban de las “subidas”. Es decir de la llegada de los peregrinos a Jerusalén que, como se sabe, está en lo alto. Levantar los ojos a los montes es mirar al Templo. Para nosotros, hoy, es un canto de alabanza al Señor que siempre guarda nuestros caminos y nuestros trabajos, dada su continua generosidad para con sus criaturas.

2.- Nuestra segunda lectura se sigue construyendo con fragmentos de la Segunda Carta del Apóstol Pablo a Timoteo, que hemos venido leyendo a lo largo de los últimos domingos. Y hoy Pablo aconseja a Timoteo que insista siempre en la oración y en la enseñanza de la Palabra. Todos tenemos que estar bien preparados ante la venida de Jesús de Nazaret, el cual, ciertamente, llega aquí todos los días gracias al portentoso milagro que se produce en la Eucaristía. Es bueno pensar siempre en esa presencia de Jesús siempre que celebramos la Eucaristía. No debemos olvidarlo.

3.- La narración de la parábola del juez inicuo –presentada en el evangelio de San Lucas-- tiene, incluso, su buena dosis de sentido del humor. En palabras de Jesús, el malvado juez satisface las demandas de una pobre viuda "no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme". Está claro que Jesús de Nazaret utilizaba esta parábola para enseñar a rezar en toda hora y en toda ocasión, insistiendo sin tregua ante el Padre Dios. Es lo que hacía el mismo Jesús. Y es el consejo importante, muy importante, que hoy Nuestro Señor nos da. Tengámoslo en cuenta.

 

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

Este domingo debemos de meditar sobre la oración insistente y más en estos momentos de tranquilidad y breve meditación, al final de la Eucaristía. Javier Leoz, sacerdote navarro, nos muestra en esta oración ese camino. Escuchemos:

CUÁNTAS VECES

Cuántas veces, la puerta del Señor, 

nos parece estar cerrada.

No es El, somos nosotros, los cerrados.

 

Cuántas veces, la puerta del Señor,

nos parece dura de abrir.

No es El, somos nosotros los duros

 

Cuántas veces, la puerta del Señor,

se nos hace difícil el pasar.

No es El, somos nosotros los remisos

 

Cuántas veces, la puerta del Señor,

parece desconocida.

No es El, somos nosotros los indiferentes

Si quieres, que la puerta del Señor, 

se abra y sea frágil, no lo dudes:

llama siempre que puedas…el Señor contestará
Exhortación de despedida

Hay que salir felices del templo con la idea clara de que el Señor Jesús, no nos abandona y con amor hace crecer nuestra fe. Y eso es lo fundamental para seguir adelante en tiempos tan complicados.

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