21 septiembre 2016

Domingo 25 septiembre: Liturgia 2


Resultado de imagen de liturgia

PREPARACIÓN: 
Antes de la salida del celebrante

Nos reunimos alrededor de la mesa del Señor, en este domingo vigésimo sexto durante el año, convocados por Él, que siempre espera más de nosotros y que nos llama a renovar nuestras vidas, por eso comenzamos nuestra reunión de cristianos con un firme deseo de abrirnos cada día más a la gran riqueza, que es la vida de Dios.

AMBIENTACIÓN: 
Luego del saludo inicial y antes del acto penitencial

El Señor nos advierte del peligro de las riquezas; nos muestra cómo ellas alejan de Dios y llevan al egoísmo, a vivir sólo para uno mismo, sin tener en cuenta ni al prójimo, ni al final de la vida, que entonces será de aflicción y llanto. El Señor es hoy terminante: quien es sordo a la voz de los Pastores, tampoco escuchará el mensaje de un milagro.

1ª. LECTURA:  (Am 6, 1a. 4-7)        (Ver texto)

Las palabras de Amós son duras, fuertes y claras, que sin vueltas nos dicen qué piensa Dios sobre los pobres y los ricos.


SALMO RESP.:     (1457-10)    (Ver texto)

                     R.   ¡Alaba al Señor, alma mía!

2ª. LECTURA:    (1 Tm 6, 11-16   (Ver texto)

Pablo nos llama a que vivamos sinceramente la personal búsqueda de Dios, procurando ser justos y religiosos; velando por la fe y luchando por ella, teniendo ante la vista el fin de los tiempos.

EVANGELIO:   (Lc 16, 19-31)      (Ver texto)

Escuchemos a Jesús, que en esta parábola tan conocida, nos hace ver el peligro de las riquezas, llamándonos a escuchar a nuestros Pastores y a convertirnos

ORACIÓN DE LOS FIELES:

CELEBRANTE:

Unámonos ahora a la plegaria que haremos por todos los hombres. Porque todos, de algún modo, somos pobres, es decir, necesitados de la gracia de Dios.

GUÍA:  A cada una de las peticiones responderemos orando:

"POR CRISTO, ESCÚCHANOS SEÑOR"

v Por la santa Iglesia y nuestro querido Papa Francisco, para que en su voz, hoy también escuchemos a tu Hijo que nos llama imperiosamente a construir un mundo de hermanos en el que podamos vivir dignamente todos como personas, sin opulentos Epulones y sin mendigos Lázaros., oremos...

v Por esta Iglesia diocesana, para que junto a nuestro Obispo y sacerdotesluchemos con justicia y con amor contra esos abismos inmensos que nos hablan hoy el profeta Amós y el evangelista Lucas, y seamos testimonio de solidaridad y entrega con todosoremos...

v Por nuestra Patria, por nuestros gobernantes, para que sus decisiones estén impregnadas de Cristo  y así, favoreciendo a los más pobres y desposeídos, trabajen eficázmente por mejorar su situación, oremos...

v Por todos los que sufren, los abandonados, los marginados, los sin techo, los pobres de este mundo, para que se vean libres de cualquier clase de opresión o marginación, oremos...

v Por toda nuestra comunidad, para que el Señor, riqueza y motor de nuestro existir, nos haga tomar conciencia de que debemos esforzarnos por ayudarnos los unos a los otros, para que nadie quede encerrado por tener mucho ni que se vea angustiado por no tener nada, oremos...


CELEBRANTE:

Padre, escucha nuestras plegarias por amor de tu Hijo Jesucristo; Él, siendo rico, por nosotros se hizo pobre, a fin de que nosotros nos enriqueciéramos con su pobreza. Llénanos, Padre, con el mismo amor con que lo amaste. Te lo pedimos por Él, que contigo vive y reina por los siglos de los siglos.

PRESENTACIÓN DE LAS OFRENDAS:

Junto a las ofrendas pidamos al Padre misericordioso que acepte nuestra sincera disposición a compartir generosamente los dones que él mismo nos ha dado.

Al término del “Lavatorio de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea

DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de "El Señor esté con vosotros")

Todo cuanto tenemos es un don del Padre; por eso, gozosamente, le presentamos ahora nuestra acción de gracias.

COMUNIÓN:

En el Salmo hemos escuchado que el Señor "da pan a los hambrientos". Acerquémonos ahora para recibir ese pan que necesitamos para nuestro camino de cada día: su propio Cuerpo.

COMUNIÓN ESPIRITUAL:
Al término de la distribución de la comunión.

Hermanos:
Todos aquellos que no han podido acercarse a recibir a Jesús Sacramentado, pueden hacer la Comunión Espiritual rezando la siguiente oración:

Creo Señor mío que estás realmente presente
en el Santísimo Sacramento del altar.
Te amo sobre todas las cosas y deseo
ardientemente recibirte dentro de mi alma;
pero, no pudiendo hacerlo  ahora sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si te hubiese recibido, me abrazo
y me uno todo a Ti;
Oh Señor, no permitas que me separe de Ti.
Amén.

DESPEDIDA:


Hoy el Señor nos ha recordado que no podemos vivir encerrados en aquello que tenemos; nos ha dicho que debemos compartirlo, especialmente con los hermanos que están mas necesitados, y que son precisamente aquellos que Él más quiere. Hagamos realidad durante esta semana, y siempre, este deseo del Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja tu comentario