22 agosto 2016

Liturgia del lunes día 22 Santa María Virgen, reina

Introducción
 “De hoy en adelante me felicitarán todas las generaciones”, canta María. ¿Qué significa llamar a María, la humilde virgen, bendita o bienaventurada? Significa nada más y nada menos que estamos llenos de admiración, y que queremos adorar la maravilla (Jesús) que el Espíritu cultivó en su seno; que interpretamos desde ella que Dios mira a la humilde sierva y la alza a la altura; que la venida de Dios a este nuestro mundo no busca lo alto sino lo profundo; que la gloria de Dios consiste en hacer grande lo que es pequeño. Llamar a María bienaventurada significa que, junto con ella, meditamos con admiración los caminos de Dios, que deja al Espíritu soplar donde quiere; obedecerle y decir humildemente con María: “Hágase en mí según tu palabra.” (Bonhoeffer)

Oración Colecta
Señor Dios nuestro:
La madre sin pretensiones de tu Hijo
no quería ser más que tu humilde sierva. 
Permítenos honrarla como nuestro modelo y nuestra reina,
de fe sincera y profunda
y de modesto y fiel servicio 
a tus planes sobre tu Hijo y sobre el mundo.
Que sus oraciones nos imbuyan con su espíritu.
Te lo pedimos por medio de su Hijo,
Jesucristo nuestro Señor.

Oración sobre las Ofrendas
Señor Dios nuestro:
Con toda sencillez colocamos ante ti
estos signos de pan y vino.
Que aprendamos de tu Hijo y de su madre María
a aceptar cualquier misión que nos encomiendes 
y a decir de todo corazón; 
“Que se haga en mí según tu palabra.”
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

Oración después de la Comunión
Señor Dios nuestro:
Con María Reina nos regocijamos hoy
porque en ella y para ella hiciste grandes cosas. 
Que nuestra generación te alabe a ti y a ella
viviendo para tu Hijo y para nuestro prójimo,
esté cerca o lejos,
con un fuerte espíritu de servicio y de entrega
y con grande y confiada fe.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.

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