23 agosto 2016

Domingo 28 de agosto: Moniciones 1


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MONICIÓN DE ENTRADA

Os deseamos paz y alegría en estos momentos que iniciamos nuestra celebración. Sed, pues, todos y todas bienvenidos a la casa del Señor. Nos reunimos en este último domingo de agosto para celebrar el Domingo Vigesimosegundo del Tiempo Ordinario. Estamos en un tiempo de trasiego, de ir y venir por las vacaciones de verano. En el hemisferio austral viven el invierno y un tiempo más marcado por lo cotidiano. Pero todos, en un lado u otro, acudimos, un domingo más, a nuestra cita con el Señor. La mesa de su Cuerpo y de su Palabra está a nuestra disposición. Y ese milagro que se produce sobre el altar y ante nosotros ha de ayudarnos a vivir estos momentos tan difíciles… Cristo nos ayuda, somos discípulos de Jesús de Nazaret, y Él nos dice, hoy y siempre, que aprendamos de Él a ser mansos y humildes de corazón. Es un camino seguro de felicidad, de paz y de sosiego.




MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS

1.- La primera lectura, sacada del libro del Eclesiástico, muestra que también las enseñanzas del Antiguo Testamento recomendaban la humildad. Lo cual hemos de tenerlo muy en cuenta

S.- El Salmo 67 es otro de los atribuidos al Rey David. Y canta las victorias de Dios tras ayudar a su pueblo a vencer al enemigo. Por ello son bendiciones constantes, repetidas y fuertes al Dios de todos. A nosotros, en este tiempo, nos recuerda la explosión de júbilo de Pablo en la Carta a los Efesios donde al apóstol de los gentiles repite y reitera las bendiciones al Padre por Jesucristo.

2.- Leemos hoy el último fragmento de la Carta a los Hebreos de este tiempo ordinario, donde se explica también la sencillez de la actual relación con Dios, gracias a Cristo, lejos de los tonantes y sobrecogedores episodios del Sinaí. Esa enseñanza es una forma más de la humildad de Cristo.

3.- Va ser Jesús de Nazaret quien hará de esa humildad –y de la mansedumbre—parte fundamental de su doctrina. El evangelio de san Lucas que oiremos hoy nos hace comprender que humillarse es una vía para enaltecerse de otra manera, más permanente, más fundamental para la forma de ser de todos los que son cristianos de verdad...

Lectura de Postcomunión

MONICIÓN

El padre Leoz le pide al Señor sus gafas. Ojalá miráramos siempre al mundo con los ojos del Maestro…

¡QUIERO TUS GAFAS, SEÑOR!

Para ver como Tú; perdón  frente al odio

Para ver como Tú; cielo  después de la tierra

Para ver como Tú; alegría  antes que tristeza

Para ver como Tú; humildad  ante la soberbia

Por eso, y por tantas cosas,  Señor

quiero ver, sentir y caminar  como Tú.

Con tus gafas del Evangelio,  Señor.

Exhortación de despedida

Nos lo ha dicho Jesús de Nazaret: hemos de ser sinceros y sencillos, y no hipócritas y malos hermanos como eran los fariseos. La sinceridad nos hace más felices porque con ella se demuestra que confiamos en el hermano. Pues con esta enseñanza salgamos felices del templo.

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