24 agosto 2016

Catequesis para el Domingo 28 de agosto

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XXII Domingo del Tiempo Ordinario
28 de agosto 2016
Lecturas:Eclesiástico 3, 19-21.30-31
Salmo 67
Hebreos 12, 18-19.22-24;Lucas 14, 1.7-14
La Parábola de los primeros y los últimos
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola: “Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento.
Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’. Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido”. (Lucas 14, 1. 7-14)
Reflexión
Converse con los niños sobre las cenas con los invitados. ¿Dónde se sienta cada uno? ¿Hay algunos siempre ocupen la cabecera de la mesa? ¿Qué pasaría si la mesa fuera redonda? ¿Sienten ellos que siempre quieren que los alaben y les reconozcan lo que hacen? ¿Hacen algunas veces las cosas solo porque saben que es bueno, aunque nadie se dé cuenta?
Actividad
Pidan a los niños que imaginen y representen una cena en la que se ha invitado a pobres, inválidos y ciegos. ¿Qué dicen los invitados? ¿Tratan de excusarme por no poder regresarle la invitación al anfitrión? ¿Qué es lo que si pueden ofrecer? Pida a los niños que preparen y presenten una invitación a un niño a quienes muchos excluyen de los juegos de la escuela. Al ir dejando las tarjetas en un buzón o cesta, todos responden: “En ti somos iguales, Jesús.”
Oración
Señor, te damos gracias porque tú nos ves cómo somos verdaderamente y porque no nos rechazas. No tenemos que comprar tu amor, porque tú nos lo das sin condiciones. Danos luz y generosidad para no buscar premios ni alabanzas, sino responder a tu enorme amor. Amen.

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