05 abril 2012

Reflexión Jueves Santo: La Cena Pascual




Publicado por Corazones en Red
“El Jueves que reluce más que el sol”, como dice el adagio popular. Al fin llegó la hora de la despedida, y el marco elegido era la celebración de los grandes relatos de la historia de la salvación del pueblo hebreo, esclavo en Egipto. En esa Cena, Jesús nos va a dejar los mejores mensajes:
Amaos unos a otros como yo os he amado (mandamiento nuevo) 
Tomad y comed esto es mi cuerpo (Eucaristía)
Haced esto en recuerdo mío. (sacerdocio ministerial)
La entrega total de su vida será al día siguiente, viernes santo. Pero la donación plena ya se ha consumado en la Eucaristía:”Tomad, comed, bebed, mi cuerpo y mi sangre”. Ya no puede dar más. La donación total ya está hecha; el viernes será la constatación de lo ya entregado.

En esa cena, también Jesús hará el último intento para recuperar a Judas: “el que moja su pan en mi plato, ese es”. Y dirigiéndose a él, le dice:”Lo que has de hacer, hazlo pronto”. Pero Judas es ya un mar de confusión, de desencanto de aquel líder supuestamente el libertador de su pueblo, que renuncia a reinar. Y el traidor abandona el cenáculo:”Era ya de noche”. La noche se había echado sobre todo Jerusalén, pero sobre todo, eran las sombras de la noche en el corazón de Judas. ¿Quién estaría esa noche cenando con Jesús, celebrando la fiesta familiar de la Pascua judía? Sin duda los apóstoles; pero muy probablemente estaría, también, María, su Madre, viuda por la muerte de José, sola para celebrar la pascua. Y con ella algunas de las mujeres que seguían a Jesús (¿podía acaso faltar María la de Magdala?). Otros discípulos más cercanos completarían el cuadro de celebrantes. Si era la despedida, tendrían que estar lo más íntimos, aquellos que iban a sentir y sufrir más la marcha de Jesús. Sigue leyendo...